miércoles, 25 de abril de 2012

TÍPICO TÓPICO

Holaaaaaa....

Mi hija mayor está teniendo una toma de contacto con el balonmano. El mes de Mayo hay un torneo en el que participan diferentes colegios. Es una forma de que conozca ese deporte, y decida si le gusta tanto como para querer continuar, o si por el contrario, se aburre y no se quiere iniciar en él. Resulta que su entrenador es un muy buen entrenador de balonmano, que hace años llevó el equipo en el que jugaba mi marido. Mi marido ha jugado toda su vida. Si por aquellos casuales mi hija dijese que le encanta y que quiere seguir, le haría el padre más feliz del mundo.

Por un lado, sí me gustaría que lo hiciese. Crecer practicando un deporte es muy bueno. A nivel físico, emocional.....Se trabajan muchos aspectos. Aprender a aceptar una derrota, celebrar una victoria, adaptarte a una disciplina, trabajo en equipo, respetar las decisiones del entrenador, puntualidad, responsabildad...... Pero por otro, implicaría que los fines de semana nos tendrían atados de pies y manos. Todos los Sábados partido. Así que el tiempo de ocio, se vería bastante afectado. Al final será lo que ella quiera......

La cuestión es que ayer estábamos esperando para empezar la clase. Llegó el entrenador, se me acercó y me hizo una pregunta que me hirió en lo más profundo de mi persona. Va y me dice:
-Silvia, ¿le dejarías al Jordi que jugara otra vez?
¡LE DEJARÍAS al Jordi que jugara otra vez! LE DEJARÍAS.........

¡No me ofendas! ¿Acaso tengo un hijo de 37 años llamado Jordi y no me he enterado? Es que me dio una rabia......... Jamás he interferido en las decisiones deportivas de mi marido. Ha cambiado de equipo cuando le ha dado la gana, lo ha dejado cuando ha querido, ha vuelto cuando le ha apetecido, y yo nunca le he puesto mala cara por nada. Cuando lo dejó sé que me apuntaron con el dedo, ya teníamos a nuestra primera hija, y supongo que lo más fácil es pensar que la "mujercita" se enfada si el "maridito" se va a jugar. Pues lo siento, no es mi caso. Sé que hay mujeres que ponen impedimentos, lo sé, pero resulta que esa no soy yo. Así que me repugna que alguien piense que le obligo a mi marido a tomar decisiones según mis intereses o ¡lo que sea!

Eso me hace pensar que a lo mejor doy una imagen que no me corresponde. Pero ¿qué imagen doy? Igual se piensan que le dejo la ropa cada noche preparada para el día siguiente ¡no te fastidia!
Creo que me muestro como soy, y me parece que fama de mandona no tengo.......

¡Menos mal que los que me conocen de verdad saben cómo soy!

Hasta la próxima.

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