miércoles, 7 de julio de 2010

EUFORIA

Hoy he tenido visita en el hospital. Hace como dos semanas me hicieron una resonancia de control post-operatorio, y hoy me daban los resultados. He pasado una noche agitada, mi hija ha tenido fiebre alta y cada dos por tres había que controlarla. No he pensado mucho en lo que iba a pasar hoy.

Yo me encuentro perfectamente, con lo cual, ¿por qué iba a haber algun problema? Claro que también me encontraba bien en Enero, y resultó que tenía lo que tenía.....
Ibamos a ir en coche, los tres. Iban a acompañarme pero con la noche que hemos pasado he decidido ir yo sola. En tren y metro llegas prácticamente a donde quieras.

Y así lo he hecho, he llegado como veinte minutos antes. Han cambiado las consultas, Vall d'Hebrón está en obras, y han habilitado unos módulos provisionales. Me han enviado allí.
Hoy no estaba mi neurocirujano, le han cambiado el día de quirófano. Estaba una doctora de su equipo, para mi, como si fuese él.
Y después de hablar de mi, de mi reincorporación laboral, de mi estado general, de mis ganglios que no marchan, y de mi hija, se ha dispuesto a ver la resonancia. Como actualmente va todo informatizado, alguien debía "liberar" la resonancia para que ella pudiese verla. Y no lo habían hecho...... Llevaba toda la mañana con la misma historia, así que me ha hecho salir a esperar fuera. Ahí sí que me he puesto nerviosa. Han sido unos diez minutos pero es cuando de verdad he sentido el corazón acelerarse, las ideas apelotonándose en mi cabeza, como un tornado de pensamientos......

Después ha salido y me ha dicho que todavía tengo la mancha de sangre, que éstas siempre quedan. Y en cuanto a la lesión, ya no hay nada. Estoy limpia. Lo que hubo ya no está.

¡¡¡¡He sentido un alivio!!!! Nadie se lo puede imaginar. Le he dicho que son unos "cracks". He salido del módulo A con una mezcla de sentimientos, quería reír pero a la vez llorar, quería saltar y chillar, y a la vez respirar profundamente porque este episodio se acabó.

No dejo de pensar que no nos damos cuenta, y estamos rodeados de personas que deciden dedicar su vida a ayudar a otras. Nunca tendré suficientes palabras de agradecimiento hacia ese hombre. Nunca sabré hasta qué punto le debo la vida, ni si mi caso fue uno más en su currículum o tuvo algo de diferente. La cuestión es que yo tenía algo peligroso en mi cerebro, y gracias a él y a las personas que le acompañan en su equipo, ya no lo tengo. Y hago mi vida normal, como si nunca hubiese estado ahí.

Pienso en el poder que tiene alguien de carne y hueso, como yo, para cambiar mi vida radicalmente y que de él dependa que yo pueda vivir con normalidad o por el contrario, tener una vida llena de obstáculos físicos a los que tener que superar y apartarte así de la normalidad.
ESO A MI NO ME HA PASADO y estoy eufórica por ello, siempre me sentiré en deuda con ellos. Es su trabajo, lo sé. Pero no puedo evitar sentir eso.

Gracias Fuat Arikan Abelló, Marina, Ramón, Mónica, Darío, y todos los que decidís dedicaros a salvar las vidas ajenas. Gracias.

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