domingo, 24 de mayo de 2009

COSAS VARIAS

Pasan los días, pasan, pasan, y no parece que pasen. En estos días he estado bastante ocupada. Preparativos para la fiesta de cumpleaños de mi pequeñaja. Ya cumple 4 años. Todo el mundo que tiene hijos lo dice, que se pasa volando, pero es que es la verdad, es cierto. En ellos se refleja el paso del tiempo de una manera contundente. La que era un bebé hace poco, ya no lo es. Y tú eres consciente de su desarrollo y todo eso, pero es cuando cumplen años, cuando tú dices: Bufff, ha pasado otro año más, otro año más vieja. Otro año echado a la espalda. Un año menos de vida.
La cuestión es que después de valorar celebrar el cumpleaños en un chikipark o no, hemos decidido que no. Y he decidido hacerlo en la calle, a lo "gitano". (Con todos mis respetos a los gitanos). Juegos al aire libre, como antes. Bocadillos de nocilla y ganchitos naranjas. Como antes. Están los niños empanaos hoy en día, con tanta tecnología a su alcance. La play, el ordenador, los juegos interactivos..... Los niños ya no juegan en la calle como antes. Así que vamos a recuperar algunos juegos como la gallinita ciega, la cuchara y el huevo, carreras de sacos..... Espero que se lo pasen bien, yo creo que los padres, se lo pasarán casi mejor.....Y si nos sale mal, pues mira, el año que viene cambiaremos de celebración.
Cambiando de tercio, hoy he podido vivir en mis carnes lo que es tener un hijo autista. Bueno, vivir en mis carnes no, he exagerado, no he utilizado las palabras adecuadas. He convivido un mediodía con un niño autista. Lo primero que se me viene a la mente es la gran putada, con perdón, que eso representa. Pobre niño, claro está, el enfermo es él. Pero cuanta incomprensión existe alrededor de esto!!! Lo que hacemos normalmente al ver un niño o una persona que no está bien, es tener un poco de actitud despectiva, lo queramos o no. Pero cuando ves lo dificilísimo que es llevar esa situación adelante...... La cosa cambia. La paciencia es algo que debe ser primordial.... aunque sabemos que se agotará rápidamente, porque las personas que viven con un enfermo mental, acaban un poco tocados anímicamente. Es superdifícil. Así que me he alegrado de tener una hija sana, y me ha dado pena esa situación, ese chaval, y su entorno.
La próxima vez que vea a alguien como él, le miraré de otra forma.

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