OJOS QUE NO VEN

Hola.

Esta semana ha ocurrido algo en el trabajo que me ha dejado el cuerpo revuelto...

Ha muerto una señora. Una señora que estaba bien. Era mayor, tenía ochenta y algo largos...Pero nadie hubiera dicho que tenía esa edad. Iba al gimnasio, salía y entraba, era autosuficiente, y muy activa. Tenía la presión alta, era diabética, etc. Pero nada grave.

Salió por la mañana a comprar y no volvió. Su marido vino a darnos unas cajas de insulina que tenía en la nevera.  Las dejó en el mostrador y dijo que su mujer ya no las iba a necesitar......No os imagináis el escalofrío que me recorrió todo el cuerpo....y cómo se me aceleró el corazón....
Pobre Marcelo.....nos lo explicó llorando entre sollozos..igual que un niño pequeño...65 años juntos....

Un derrame cerebral sin solución. Se fue y como tardaba en volver, él pensó que algo raro pasaba. Llamó a sus hijas. Vinieron a casa y empezaron a llamar a los hospitales. Y sí, en Sant Pau había ingresado. Pensaron que a lo mejor se había caído y  le estarían poniendo una escayola o quizás operándola....Llegaron y hablaron con el médico. Sólo podían esperar a que se produjese su muerte....

Que te expliquen esto, a una semana de la muerte, y llorando sin consuelo.....¿qué puedo decirle a esa persona? No me salen las palabras....Lo siento mucho, cómo ha sido, cualquier cosa que necesites....nada más. Como no me salían más palabras, empecé a acariciarle la espalda y el brazo, como un acto reflejo...esperando que le sirviese de algo....

Sé que no es la primera ni la última vez que va a pasar esto. Es mi trabajo. Y esto lo veo a menudo. Pero antes no me afectaba como ahora. Debe ser porque me hago mayor, porque soy más consciente de las situaciones, o no lo sé.....

Me gusta mi trabajo. La mayoría de veces me lo paso bien. Sin sobresaltos, sin malas sensaciones, más bien lo contrario. Pero hay días que me gustaría dedicarme a otra cosa. No saber. Ojos que no ven, corazón que no siente. Y qué verdad verdadera es....

Bueno, esto es así. Y lo único que podemos hacer es ofrecer nuestra mano.

Hasta otra,